Ecos del Carmelo en el mes de mayo

Los Carmelitas celebran la fiesta de S.  Simón Stock el 16 de mayo. Una capilla en su honor ha sido construida cerca de donde termina la Vía Crucis en el jardín del monasterio «Stella Maris». La Virgen del Carmen ofreció a S. Simón el Escapulario como signo de su protección a los carmelitas. Esto sucedió el 16 de Julio de 1251. Al día de hoy los carmelitas celebran en esta fecha su fiesta predilecta:  Nuestra Señora del Monte Carmelo.

Simón Stock nació en Inglaterra en 1166 y murió en Francia en 1265. Desde joven se sintió llamado hacia la soledad. Se dice que vivió algún tiempo en un tronco hueco de un gran árbol y por eso que se conozca como «Stock». Ya en 1212 los Carmelitas poseían un convento en Kent donde S. Simón inicio su vida carmelitana. Unos 7 años más tarde viene a Tierra Santa y en 1238 se vuelve a Inglaterra.

De 1245 a 1265 ejerce como Superior General de los carmelitas. Era este un periodo extremamente difícil. En Roma las autoridades eclesiásticas rehuían reconocer a los Carmelitas como una Orden, en parte porque venían de un lugar un tanto lejano como era el Monte Carmelo, también porque no tenían un fundador concreto y además su nombre «Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo» les resultaba un tanto extraño.

En esta situación S. Simón pide a la Virgen que venga en su ayuda. La oración que dirigió a la Virgen suplicándole es preciosa y fue compuesta por el mismo. Dice así: Flor del Carmelo / Vina florida / Esplendor del cielo / Virgen fecunda y singular / Madre tierna / Intacta de hombre / A los Carmelitas / proteja tu nombre / estrella del mar.

La Virgen responde otorgándole a S. Simón el Escapulario como signo de su protección en favor de los carmelitas. El Santo Escapulario es una de las devociones más populares marianas hasta nuestros días. El Papa S. Juan XXIII lo vestía y también el Papa S. Juan Pablo II. La Virgen tanto en Fátima como en Lourdes se presentó con el Escapulario en su última aparición en ambos lugares.

Estamos ahora en Ibillin en el pueblo donde nació St. Mariam de Jesús Crucificado (Bawardi). Nació en 1846 y murió en Belén 32 años más tarde. Ibillin está situada en la Baja Galilea. Edificado sobre una colina está rodeado de viñas, olivos e higueras. Se encuentra Ibillin aproximadamente a mitad del camino entre S. Juan de acre y Nazareth. El panorama que se goza desde Ibillin es esplendido: al norte el Monte Hermón, al este una serie de colinas que se extienden hasta las proximidades del Lago de Tiberíades, al sur la llanura de Esdrelón, al oeste el Monte Carmelo y el Mar Mediterráneo. La fuente del pueblo es llamada «la fuente de la salud» . La niña Mariam creció rodeada de un hermoso panorama, brillante luminosidad. Mariam conservará toda esta belleza y sabrá usarla para alabar al Creador.

Como pasa a muchas personas también sucedió a Mariam. Un acontecimiento en su infancia le quedo grabado en la cabeza y en el corazón de por vida. Sucedió en el jardín de la casa de su tío en Ibillin. Había allí unos pájaros encerrados en una jaula y la niña Mariam los sacó de la jaula para lavarlos. Mientras los lavaba se dio cuenta después de poco tiempo que en realidad los había matado. Triste la niña los enterró en el jardín. En el acto sintió una voz en su interior sumamente clara que le decía: «Es así como todo se acaba. Pero si tú quieres darme tu corazón, yo permaneceré a tu lado siempre. Mariam estaba convencida de que esta voz provenía de Jesús, su Salvador. Esta experiencia tan divina y personal, de una manera o de otra, fue un punto de referencia durante toda su vida.  El nombre de Jesús Salvador, decía la santa, significa Amor. Yo pertenezco a mi Salvador. Su nombre está grabado en mi Corazón. De hecho, el corazón de Mariam permaneció seguro en el corazón de su Señor. Mariam pidió a Jesús como regalo los clavos de su Cruz, sus sufrimientos. Su petición fue escuchada. A veces sus manos y pies goteaban sangre. La primera vez sucedió cuando tenía 21 años.

La Virgen María fue extremamente importante en la vida de Mariam. Fue ella quien salvó su vida cuando la dio de comer en la gruta donde la habían tirade como muerta en Alejandría cuando tenía solo 12 años. Los poemas de la Santa honorando a la Virgen nos recuerdan el sentido de alabanza melódica de los salmos. Proclamaba Mariam invocando a la Virgen: «Ven mi consolación, mi alegría, mi paz, mi fuerza, ven mi luz y muéstrame la fuente que pueda apagar mi sed. La oración de Mariam es poesía, el canto de un alma enamorada. En la última noche de su vida en esta tierra suspiraba: «Como la cierva anhela las corrientes de agua, así mi alma esta sedienta de ti mi Dios».

Mariam cantaba mucho. Sus hermanas carmelitas lo confirman. Improvisaba espontáneamente melodías que aplicaba a sus poemas. Su voz era ronca a causa del daño que el fanático musulmán infringió a sus cuerdas vocales con el filo de su cimitarra en Alejandría. Mariam creció en Ibillin oyendo la música popular araba y la belleza del canto de la liturgia melquita. La música ayudo a Mariam a ensalzar las maravillas del Creador.

He aquí otro acontecimiento que marcó la vida de la Santa. Resulta que un día paso por Ibillin un eremita peregrino y el tío de Mariam le hospedo en su casa. Antes de dejar la familia el eremita quiso bendecir a los niños. Mirando a Mariam se turbo y tomando sus manos dijo: «Os ruego a todos, tener cuidado de esta niña, tener cuidado, tener cuidado. Un eremita peregrino como el recordado arriba puede fácilmente hacer recordar a la gente de estas tierras del Medio Oriente el profeta Elías, peregrino y solitario no pocas veces en su vida y tan venerado por las tres religiones monoteístas.

De hecho, Mariam tenía una gran devoción al profeta Elías, hombre de Dios, padre spiritual del Carmelo. En una ocasión, el día de la víspera de su fiesta es decir el 19 de Julio 1873 le pidió Mariam que intercediera para que un convento pudiera ser construido para las carmelitas en Belén: «Mi querido y amado padre, felicidades en el día de tu fiesta. Siento tanta felicidad y alegría. Te pido, amado padre, y deseo ardientemente que puedas hacer posible que nuestro Señor te acepte como fundador del Carmelo en Belén. La fundación del Carmelo en Belén encontraba muchas dificultades. Al final el permiso llegó del Vaticano.

El panorama se goza desde la terraza del monasterio de Belén, especialmente mirando hacia el Este, es magnífico: el desierto de Judea y en fondo las Montañas de Moab. Mariam decidió que la forma del convento seria de torre «Turris Davidica». Estaba convencida la santa que la colina donde se alzaba el convento, era la misma colina donde David pastoreaba con las ovejas de su padre Jesse. Es mas, estaba convencida que en esta colina fue donde el profeta Samuel ungió a David rey.

La devoción de Mariam al Espíritu Santo es sin duda uno de los aspectos fundamentales de su espiritualidad. Recordamos a qui su famosa plegaria: «Oh, Espíritu Santo, inspírame / Amor de Dios, consúmame / Por el buen camino, guíame».

Mariam era una hija fiel de la Iglesia Católica. Sufría por todas las humillaciones que la hacían pasar sus enemigos. Su devoción al Papa era singular. Dios le reveló varios acontecimientos antes de que sucedieran directamente relacionados con el Santo Padre. Por ejemplo, le fue revelada con antelación la muerte del Papa Pius IX y quien iba a ser su sucesor:  León XIII.  Escribió una letra al Patriarca de Jerusalén informándole de lo que iba a acontecer. 4 días después moría Pius IX como un santo.

Después de haber fundado el Carmelo de Belén la Santa vino a Nazaret a ver la tierra que se había comprado para construir otro Carmelo, pero esta vez en Nazaret. Yendo camino de Nazaret, pasaron por Emaús (Nikopolis). Mariam se alejó del grupo y se fue presurosamente hacia una colina donde declaró al grupo:  «aquí Jesús se dio a conocer a sus dos discípulos al compartir el pan». Años después fueran realizadas excavaciones en el lugar que indico la Santa y fueron encontradas tres Iglesias del periodo bizantino y una del periodo cruzado.

Prosiguieron su viaje y el grupo llego al promontorio del Monte Carmelo donde se alza el Santuario dedicado a la Virgen del Carmen y que conserva en la parte baja de la Iglesia una gruta dedicada al profeta Elías. Tenían los frailes carmelitas unos perros grandes y de buena raza para proteger el santuario y alrededores. Los vecinos recelaban visitar el lugar por miedo a encontrarse con los perros. El día que llego el grupo de las carmelitas los perros se comportaron como si de tiempo las conociesen, las rodeaban, miraban y aceptaban sus caricias de buen grado. En particular Mariam era muy cariñosa con ellos. Cuando el grupo de las carmelitas dejaba el Carmelo, los perros las siguieron un buen rato y de mala gana accedieron a volver al monasterio.

Ya más cerca de Nazaret, la caravana llega a Shefaram que dista solamente unos 4 kms de Ibillin el pueblo de la santa.  Evidentemente Mariam desea visitar su pueblo natal. Dejan Shefaram y van subiendo hacia Ibillin. Se paran en la fuente del pueblo llamada como dicho: «la fuente de la salud». Una vez en la fuente, Mariam les dice: «Aquí la Sagrada Familia descansó y bebió agua de esta fuente». Después llegan al pueblo donde ven al cura Abuna Yacoub. Vestía ropa de trabajo, descuidado como apariencia, pecho descubierto, lo que hacía difícil al grupo identificarle como sacerdote. Mariam por el contrario lo identifico rápidamente, tal vez por su cabellera tan típica de los sacerdotes de estas partes. El caso es que se separó del grupo, llego   estaba Abuna Yacoub y arrodillándose pidió su bendición. Abuna Yacoub invito al grupo a su casa y ya dentro Mariam le exhortó delicadamente a hacer todo el bien que pudiera a sus parroquianos.

Mariam preguntó por su padrino de bautismo que resultaba ser el alcalde actual del pueblo. Su casa estaba cerca de la Iglesia así que no tuvieron problema en encontrarla. El padrino se alegró mucho de volver a ver a Mariam y le indico dentro de la Iglesia el lugar exacto donde la tuvo en brazos mientras la bautizaban. Después Mariam le exhortó insistentemente a tener cuidado de la salvación de su espíritu.

Con gran emoción visitó Mariam la casa donde vino al mundo. Allí estaba el recipiente de piedra (mortero) donde su padre hacia la pólvora. Después visito el jardín de su tío donde oyó la voz: «Todo tiene un fin. Si quieres darme tu corazón, Yo estaré contigo siempre».  La emoción que sintió no puede expresarse con palabras.  Hacia 24 años que dejó el pueblo para irse a Alejandría.

Terminada su visita a Nazaret la santa se vuelve hacia Belén. Aquí está en contacto con los obreros al ser la única entre las religiosas que hablaba el árabe.  Es mas, a veces Mariam les echaba una mano en sus tareas. Un día subía las escaleras del jardín con dos cubos de agua, tropezó, cayo y se rompió el brazo izquierdo. Ya en su celda dijo a la superiora: Es el fin. Es la señal de partida. La cangrena se fue apoderando de su cuerpo y 4 días después, el 26 de agosto del 1878 pasó a mejor vida. Tenía 32 años.

Durante los últimos días, se dirigía a menudo a a la Virgen, invocándola como «Madre del amor». La última noche se su vida lacia las 11:00 p m, 6 horas antes de su muerte, dos sacerdotes de la congregación de Betharram entraron a visitarla. De repente surge una pregunta: «Hay algo que la perturba?». No.  Estoy en paz.  Esta fue su respuesta.  Después, mirando hacia ellos les dijo: «Ahora no puedo hablar, pero en la eternidad rezare por vosotros y no olvidare a nadie».

Fue beatificada por el Papa S. Juan Pablo II el 13 de noviembre 1983. Decía el Papa en la ceremonia de su beatificación: «Mariam es el fruto de esta Tierra Santa. En ella todo nos habla de Jesús. Ella testimonia la historia de la salvación y nos invita a dejar que esta historia se despliegue en nuestra propia historia. Mariam para los cristianos de Oriente es una luz brillante, que anima a los fieles a perseverar en la fe en su tierra y a continuar viviendo en estos lugares “raíces” de nuestra fe».  Sta. Mariam fue canonizada por el Papa actual, el Santo Padre Francisco, el 17 de mayo 2015 en el Vaticano, en Roma.

 

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