El origen de la procesión remonta al 1914 (en la I Guerra mundial). En el mes de noviembre las autoridades otomanas se presentaron al monasterio de Stella Maris (Monte Carmelo), comunicando a los religiosos, que en tres horas debían abandonar el monasterio porque iba a ser ocupado por el ejército otomano.
Los carmelitas pusieron al seguro los objetos de culto. Los habitantes de Haifa pidieron al Superior que les permitiese bajar la estatua de la Virgen del Carmen de Stella Maris a la parroquia de San José, en la bahía de Haifa, pues ante los continuos bombardeos de las naves francesas e inglesas, le pidieron a la Virgen del Carmen amparo y protección.
Terminada la guerra, la población de Haifa, espontáneamente y en acción de gracias volvieron a colocar –esta vez en procesión, entre oraciones y cantos de alabanza– a la estatua a su santuario en Stella Maris. A partir del 1919, 15 días después de la fiesta de Pascua (el IIIer domingo de Pascua) se repite esta procesión, que al principio era local (Haifa), después regional (toda la Galilea) y actualmente se extiende a toda la tierra Santa, siendo la más importante, después de la procesión de Ramos en Jerusalén.