Con emotivos mensajes e invitaciones a la paz, la unidad, la justicia y la reconciliación terminó la agitada agenda de cinco días del papa Francisco por Colombia. El sumo pontífice estuvo presente en las ciudades de Bogotá, Medellín, Villavicencio y Cartagena.
El Papa empezó su recorrido el 7 septiembre por las calles de Bogotá animando al pueblo colombiano a no perder el ánimo y a no dejarse robar la alegría que lo caracteriza. En la Misa en el parque Bolívar afirmó con contundencia que los ambientes de degradación y de incredulidad enferman el alma, las ilusiones y proyectos de los jóvenes. En su discurso a los jóvenes, los invitó a no perder jamás la alegría, a «encontrarse», a perdonar y también a «soñar en grande».
El 8 de septiembre en Villa Vicencio, el Papa oró en silencio ante el Cristo roto de Bojaya, y frente a la cruz e invitó a los colombianos al perdón y a la reconciliación.
Al día siguiente, en Medellín (en la misa campal celebrada en el aeropuerto Enrique Olaya), el Papa convocó a todos los colombianos a ir a lo esencial, a no poner obstáculos al desarrollo y a la renovación, a no tener miedo al cambio, a abrir las puertas al aire renovador del Espíritu y a enfocar todos los esfuerzos en la búsqueda de la paz y la reconciliación a favor del país.
«La renovación supone sacrificio y valentía –dijo- no para considerarse mejores o más pulcros, sino para responder mejor a la llamada del Señor». Insistió también en la apertura con la que tiene que actuar la Iglesia católica, sin excluir a nadie, sino, abriéndose a todos los que deseen acercarse a ella.
Por último, en Cartagena abordó el tema de la dignidad humana. Exhortó a trabajar por la dignidad de los pobres, los niños, los descartados de la sociedad. Y habló de la necesidad de curar las heridas de la historia a través de instancias donde se haga justicia. Ante Dios y a la luz de Cristo, no existe vida humana que termine simplemente en fracaso.
Antes de volver a Roma, el presidente Juan Manuel Santos, agradeció al sumo pontífice su visita al país con estas palabras: «Hoy Colombia es un país distinto, gracias a su visita». Y hemos entendido la lección –citó al Santo Padre–: «Si Colombia quiere una paz estable y duradera tiene que dar con urgencia el paso hacia el bien común, la equidad, la justicia y el respeto de la naturaleza humana».
Y el Papa como colofón de su viaje respondió: «… quisiera dejarles una última palabra: no nos quedemos en “dar el primer paso”, sigamos caminando juntos cada día para ir al encuentro del otro, en busca de la armonía y de la fraternidad. No podemos quedarnos parados» … estas fueron algunas de las últimas palabras antes de tomar el vuelo de vuelta a Roma.