«La unidad de los cristianos es un requisito esencial de nuestra fe –ha dicho el Papa Francisco con ocasión de la Semana de oración por la unidad de los cristianos–. «La unidad no es el resultado de nuestros esfuerzos humanos, o el producto de la diplomacia eclesiástica, sino que es un don del cielo». Según explicó, «no somos capaces de llegar a la unidad por nosotros mismos, ni tampoco podemos decidir sobre la forma y los tiempos» en que se producirá dicha unidad.
Debemos estar atentos por lo tanto a todos aquellos que no tienen una disposición sincera en este camino ecuménico. La cooperación, el diálogo, la oración conjunta, son signos de que ese ecumenismo es real, y que, en muchos aspectos, los cristianos ya estamos unidos, aunque hay que profundizar en esa unidad. Todas las diferencias teológicas y eclesiológicas que han dividido a los cristianos se superarán a lo largo de este caminar. «No sabemos cómo y cuándo, pero ocurrirá según lo que el Espíritu Santo nos quiera sugerir por el bien de la Iglesia».
Por otra parte, «las diferentes tradiciones teológicas, litúrgicas, espirituales y canónicas que se han desarrollado en el mundo cristiano, cuando permanecen enraizadas de forma auténtica en la tradición apostólica, son una riqueza y no una amenaza para la unidad de la Iglesia». «Tratar de suprimir esa diversidad va en contra del Espíritu Santo, que actúa enriqueciendo la comunidad de creyentes con una variedad de dones».
«La tarea ecuménica debe llevarnos a buscar juntos la forma de hacer frente con éxito a esos obstáculos… La comunidad cristiana, con su pluralidad, está llamada no a competir, sino a colaborar»
Papa Francisco
Roma, 10/01/2017