Señor! tu me amas en la noche, precisamente porque en plena oscuridad me hablas.
En el centro de mi alma, estás ahí, de un modo misterioso e incomprensible, pero ahí estás!
Siempre sucede algo bueno en la vida de cada uno para descubrir Tu presencia amorosa dentro de nosotros, que nos pone en camino…
LA FONTE
Qué bien sé yo la fonte que mana y corre,
aunque es de noche.
Aquella eterna fonte está escondida, que bien sé yo do tiene su manida,
aunque es de noche.
Su origen no lo sé, pues no le tiene, mas sé que todo origen de ella tiene,
aunque es de noche.
Sé que no puede ser cosa tan bella, y que cielos y tierra beben de ella,
aunque es de noche.
Bien sé que suelo en ella no se halla, y que ninguno puede vadealla,
aunque es de noche.
Su claridad nunca es oscurecida,y sé que toda luz de ella es venida,
aunque es de noche.
Sé ser tan caudalosos sus corrientes. que infiernos, cielos riegan y las gentes,
aunque es de noche.
El corriente que nace de esta fuente bien sé que es tan capaz y omnipotente,
aunque es de noche.
El corriente que de estas dos procede sé que ninguna de ellas le precede,
aunque es de noche.
Aquesta eterna fonte está escondida en este vivo pan por darnos vida,
aunque es de noche.
Aquí se está llamando a las criaturas, y de esta agua se hartan, aunque a oscuras
porque es de noche.
Aquesta viva fuente que deseo, en este pan de vida yo la veo,
aunque es de noche.
(San Juan de la Cruz)
Dios quiere atraernos a Si, hacernos conscientes de que mora en nosotros, por eso no se cansa de enviar «signos y prodigios» en nuestro camino, para despertarnos, para renovar nuestra mirada y ponernos en camino.
Atravesamos nuestra vida como «espectadores» de tantos signos cósmicos, y a menudo de grandes tragedias, que afectan a todo hombre, indistintamente: sufrimientos físicos, morales o espirituales, como la enfermedad, el hambre, la guerra, la injusticia, la soledad, la falta del sentido de la vida, la fragilidad misma de la existencia humana, la conciencia dolorosa del pecado, la aparente ausencia de Dios.
Sobre todo, el tiempo en que estamos viviendo, tiempo de pandemia, que mina toda nuestra seguridad humana, todo esto nos está interpelando, sí, nos interpela a cada uno, y ¿cómo interpretarlo?
Ahí acudimos al mensaje de San Juan de la Cruz, que podría resumirse así: «Levántate, ánimo, levántate… no te estanques, afronta con decisión las adversidades de la noche, sube el sendero áspero de la nada para poder gozar de la incandescencia del Amor».
Se trata por lo tanto de retomar el camino, con la conciencia y la posibilidad de un diálogo con Dios, al que le abrimos la puerta. Si es verdad que habita en cada uno de nosotros, en el centro de nuestra alma, ¡Él no dejará de responder a nuestra llamada!
Mientras tanto, pensemos en el pasado de nuestra vida, en los muchos acontecimientos, y descubriremos con sorpresa que hay muchos de los que, comúnmente, se pueden llamar «milagros», y cuya naturaleza no podemos explicar… ¡Dios obra, silencioso, en nuestra vida!
Dejemos la puerta abierta al absoluto, vivamos en la certeza del Amor, y a partir de ese momento adentrémonos más y más en la certeza de lo que opera en cada uno de nosotros!
Todo el mal que encontramos en nuestro camino, todos los signos, los prodigios, las tragedias cósmicas de las que somos testigos o que vivimos en primera persona, se transformarán entonces en una poderosa ocasión de purificación interior.
Somos seres humanos y limitados, asustadizos, vacilantes, profundamente heridos, pero estamos llamados a dar un sentido espiritual a todo el dolor que vivimos y que vive el mundo.
La noche oscura se convierte así en motivo de salvación, es algo positivo, no debemos temerla, ¡sino afrontarla con valentía! Se pueden buscar fugas, eso sí, encubrir esta noche oscura con paliativos, el alcohol, la droga, una vida sexual desordenada, promiscua, sin amor, abusar de las personas que están a nuestro lado, y vivir sumergidos en una extraña euforia. ¡Pero todo eso es escapar, momentáneamente, del encuentro franco con Dios, e impedir que realice su obra de purificación en nosotros!
Por eso, no abandonemos el campo de batalla, sigamos en camino…
Es preciso, urgente, preparar el camino para esta purificación, para esta «noche oscura» que solo viene de Dios.
Con todo, cada hombre tiene libertad para aceptar o rechazar este proceso purificador con el Dios que nos ha creado y nos ama!
Caeremos y nos levantaremos, heridos, pero… ¡Tu, Señor, nos amas incluso y sobretodo en la noche!
ORACIÓN DE UN ANÓNIMO
Señor, ahora que el dolor, la tristeza y la inquietud
pesan sobre mi corazón, ayúdame -con la claridad de la fe-
a encontrar en ti la ayuda y el consuelo.
Que el Espíritu Santo mantenga en mí la certeza de ser tu hijo
Ayudándome a aceptar de tu mano todos los acontecimientos.
Convénceme de que tú, Padre, actúas para mi bien y,
con todo el respeto de la libertad humana, siempre obtienes el bien del mal.
Haz que en la certeza de tu amor encuentre respuesta
a aquellas preguntas que superan la sabiduría humana.
Que pueda sentir, en mi camino doloroso,
Tu paso seguro que no me abandonará.
Creo en Ti, Señor, porque eres la verdad.
Espero en ti porque eres fiel.
Te quiero porque eres bueno.
Escrito en el Muhraqa (Monte Carmelo), en la vigilia de San Juan de la Cruz, por
Julio Almansa, ocd y Pietro Braccu, ocds.
