Las Hermanas Carmelitas de Belén nos dan la alegría de compartir con los lectores de la revista de Carmel, estos textos de los cuadernos reservados en los que Elías se manifiesta a Mariam. ¡Elías vive! Él continúa actuando en la Iglesia, en el Carmelo y en la vida de los santos. Así como san Elías estaba cerca de la Arabita, también está cerca de todos cuantos lo invocamos. Mariam nos dice: «Nuestro Padre Elías mira a Dios y luego dirige su mirada a nosotros. ¡El contempla a Dios! Y luego Él mira a los hombres, mira a los pecadores y llora».
Después de uno de sus éxtasis, dice Mariam: « Acabo de soñar con Nuestro Padre Elías”. Me dijo: “Hija mía”, mostrándome una escalera negra en la oscuridad, “debes subir esta escalera, hay tres agujeros donde puedes caer, porque no habrá luz para verlos, pero encomiéndate a Dios. Él te ayudará, sé fiel”. Le dije: «Padre Elías, temo si debo contar conmigo, con mi fidelidad, siempre soy infiel, siempre peco». Me miró bondadosamente, sin embargo, parecía no ponerme atención; pero se volvió al lado de los tres apóstoles que estaban con él, y me pareció que les decía que me amaba como a su hija, volviéndose a mí me besó la frente y me bendijo poniendo su mano en mi cabeza. Los apóstoles parecían asombrados por los signos de afecto que me daba. San Elías dijo: “Ella es de mi familia”, y vi que él me encomendaba a Dios. ¡Me dió tanta alegría!».
Para un carmelita, hablar del profeta Elías no significa hablar de un personaje abstracto, de una idea o de cualquier tema de estudio. Hablar del Profeta Elías es hablar de nuestro padre tal como lo experimentó y vivió santa Mariam de Jesús Crucificado. (Extracto de la Revue du Carmel, n.174. p. 47)